La única vez que la paciencia de Dios para con nosotros se agota, es cuando rehusamos aceptar una y otra vez cuánto Él nos ama.
Muchos Cristianos hoy día han sido llevados de vuelta a un desierto que ellos mismo han construido. Ellos no tienen gozo, no tienen victoria. Cuando usted los ve, pareciera que Dios los ha abandonado ya hacen muchos años. No es así – simplemente, Él los ha entregado a sus propias quejas y murmuraciones.
Gracias a Dios, Josué y Caleb entraron a la Tierra Prometida. Y ellos permanecieron como árboles verdes en la casa de Dios hasta el día en que murieron. Ellos fueron hombres de poder y de visión porque sabían que eran preciosos para Dios.
Usted también es precioso para Dios, a pesar de los problemas y fracasos que usted tiene. Usted puede ser un árbol verde en la casa de Dios así como Josué y Caleb lo fueron.
Simplemente permanezca firme en lo que Dios promete:
“Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí”
(Salmo 18:19).
¡Ese es el cimiento de la fe verdadera!
David Wilkerson
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